domingo, 9 de marzo de 2008

¡Llegamos tarde! 1ªparte.

Como ya hace algún tiempo que no escribo nada de mi vida en el espectáculo hoy he decidido escribir algo que me ocurrió hace algunos años.
Recuerdo que, como soliamos hacer la mayoría de veces, nos habíamos trasladado los actores en autobús hasta la localidad donde representaríamos la obra. La obra era un clásico romano y la función sería en un teatro clásico.
Debido a la climatología el autobús llevaba retraso.
- Vaya, parece que va a llover.
- Sí, eso parece.
- Pues nos vamos a mojar.
- Sí, es posible.
- Bueno, aun quedan dos horas para llegar, es posible que pare antes.
- Sí, puede que pare.
Al principio todos tan tranquilos, no pasa nada, ya llegaríamos, pero, poco a poco, el tiempo se nos echaba encima, los nervios iban floreciendo.
- Vamos con retraso.
- sí, vamos retrasados
- Puede que lleguemos tarde.
- Sí, puede.
Finalmente llegamos a la ciudad pero, oh, ¡sorpresa! Nos encontramos con un tramo de carretera que discurría por debajo de un puente, con la desgracia que el puente era muy bajo, el autobús no podía pasar, rápidamente el conductor decidió buscar un camino alternativo, pero lo único que encontró fue un badén cubierto de agua, con lo que nos tocó seguir buscando otro camino. Y el otro camino volvía a ser el camino del puente, que al parecer era la única alternativa.
- Va a intentar pasar por debajo.
- Sí, lo va a intentar.
- Pero está muy bajo.
- Sí, lo está.
Con mucho cuidado y muy muy despacio el conductor consiguió pasar y conseguimos llegar hasta el teatro. Bien no tendríamos tiempo para mucho pero al menos la obra se realizaría a tiempo.
¡Ja! Mis ganas, cuando llegamos, sorpresa mayúscula, éramos los primeros en llegar. Esto quiere decir que estaba sin montar el escenario. A los pocos minutos llegó todo el decorado pero los montadores estaban retenidos en un atasco y no habían llegado.
Ni cortos ni perezosos nos pusimos a montar nosotros.
- Rápido quedan diez minutos para que el público entre.
- ¡Auh!
- ¿Qué pasa?
- Un martillazo en el dedo.
- Sí, ha sido en el dedo.
El escenario consistía en dos casas, con sus puertas utilizables ya que los personajes entraban y salían. A todo esto he decir que de los actores (16 ya que llevábamos tres obras e íbamos a representar las tres) solo tres nos pusimos a montar.
- El público está entrando.
- Nooo, nos falta una casa.
- Dejadla, no la clavéis.
- ¿Cómo que no la clavemos? Pero tenemos que asegurar...
En ese momento vemos como el público comienza a entrar.
- Rápido deja la pared apoyada contra esta otra y ahora el techo se aguanta encima y..
- Que sea lo que Dios quiera- contesté yo.
Nos fuimos a cambiarnos.
La obra se retrasó apenas unos minutos, pero lo peor estaba por llegar.

1 comentario:

Enric Ortuno dijo...

-No se porque me parece que algo malo va a pasar.
- Si, eso parece.
- Pues va a doler.
- Si, es posible.
- Esperemos la 2ª parte
- Si, esperemos.