lunes, 10 de marzo de 2008

Elecciones

Por fin terminaron las elecciones. Unos estarán contentos y otros no tanto.
Si alguien quiere saber la opinión seria que vaya a Mi singularidad perceptiva, aquí no voy a hablar de política.
Lo que sí voy a contar es mi experiencia en la mesa electoral. Recuerdo cuando me enteré de que participaría de una forma activa en las elecciones. Llamaron a l timbre de casa:
Ding Dong.
- Sí, ¿quién es?
- Buenos días soy el agente fronfosi ¿está D.Flunfusko fluy gusa?
-sí, soy yo, -
¡mierda el coche! Seguro que se lo llevan.
-¿Puede abrirme?
Mientras subía yo me sumergía en mis cavilaciones. Veamos, el coche ¿dónde lo he dejado? Yo juraría que esta vez lo he aparcado bien. Pero si no es el coche ¿qué es?
Finalmente llegó, me entregó un sobre grande me hizo firmar y se marchó.
Mi gozo fue inmenso al descubrir que el domingo de las elecciones, día para el que tenía planeado quedarme en casa tocándome los pies, sería primer vocal en una mesa electoral. Lo primero que requerían de mí era que acudiera a una sesión informativa.
-En primer lugar dejen que les felicite por haber sido elegidos mediante sorteo para ser los componentes de las mesas electorales. Debo decir que este sorteo se realiza entre todos los ciudadanos con derecho a voto.
-¿Nos está diciendo que es más fácil que te toque la lotería que esto?
-Sí, así es.
-Entonces ¿porqué no me toca la lotería? Llevo años jugando a la lotería y nada.
Nos entregaron unas carpetas con todo lo necesario y nos marchamos.
Llegó la jornada electoral madrugué e hice acto de presencia. Una vez hechas las presentaciones y demás formalidades comenzaron las votaciones.
Ya os podéis imaginar que elementos fueron a votar, de todo tipo y clase.
La afluencia fue bastante escalonada nos encontramos con momentos en los que no había nadie, momento en el que aprovechamos para jugar a las cartas.
Para comer nos llevaron una bolsa con algunos alimentos, que optamos por sortear entre los votantes
- Enhorabuena, le ha tocado esta cesta.
- ¿De verdad me ha tocado?
- Sí, sí. Por ser la votante número 150

ó
- Le ha tocado este zumo.
- ¿Eh? Pero ¿esto es legar?
- Por supuesto. Este sorteo se realiza entre todos los votantes para incentivar su voto y agradecer su contribución a la democracia.
- Entonces ¿porqué aquella mesa no premia a los votantes?
- Entre usted y yo. Porque son muy antipáticos.
De esta manera lográbamos que los votantes se fueran alegres y con una sonrisa en la cara.
Recuerdo un señor que me llega con un fajo de papeletas en a mano y me dice
- buenas, pa’votar.
- Su DNI por favor.
-¿qué es eso?
- Su carnet de identidad.
- ¿me da su voto? mientras mi compañero comprobará su identidad.
- Pero, oiga que solo puede echar un voto.
- Esque son los del papa y la mama, y’aquí entraigo los del joce, su mujer y los niños.
- Pero usted solo puede votar por usted.
- Pero esque no puen bení.
- De hecho, usted tampoco puede votar, necesita su documentación original.
- ¿Y’eso acualo es?
- El carnet de identidad original, esto que me ha dado es una fotocopia.
- Sií.
Después de mucho discutir se marchó, pero no tardaría en volver.
Ya llevábamos un par de litros de horchata bebidos, las bolsas de comida ya las habíamos entregado como premio a algunos votantes. Algunos habían posado con nosotros para una foto (les dijimos que era para el periódico) y les hicimos firmar, que habían recogido su premio, en el reverso del papel donde anotábamos el resultado de las partidas de cartas. Pues ya habíamos hecho todo esto cuando vemos un señor que entra con gran decisión hacia nosotros hablando por teléfono, se acerca y nos lo da.
- tome
- eh, esto, ¿sí?... sí, sí aquí está... soy el representante del partido xxx... no, espere...
- Me pasa el teléfono a mí.
- ¿Sí?
- Mire que yo no puedo ir, que mi marío lleva las papeletas ¿pué votar él?
- ¿Eh? Claro que puede votar
- Bien pásemelo.
El señor marido me dio sus papeletas y a continuación las de su señora.
- no, no usted puede votar, pero su señora tiene que venir. No puede votar por ella.
Y se puso a hablar con su señora.
- El presidente de la mesa ¿quién es?
- Soy yo.
- Tome mi señora quié hablar con uted.
- Sí, si, no, no puede votar por uted, digo por usted,... bien... gracias, adiós. Tome
.
Nos dio las papeletas
- su documentación por favor
- ¿pa’que?
- Para votar sin ella no pué, digo no puede votar.
-Un momento
- coge el teléfono- neeena que me ice que no empueo votar... sí... vaale. Mi señora quié hablar con usté.
- Dígame... no, no puede... sí las papeletas están... no tiene la documentación... sí, no se preocupe... a usted, adiós. Tome, su señora quiere hablar con usted.
- Sí, pos no, no he traio el carné... aahh... pos voy pa’casa
.
Y se marchó
El resto de la jornada transcurrió con normalidad, el chico del fajo de papeletas regresó con toda la familia, y no pudieron votar todos llevaban fotocopias de la documentación, ninguna original, es más, yo juraría que muchas eran la misma. Escrutamos las papeletas y nos fuimos a casa contentos de haber participado en la fiesta de la democracia.

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