domingo, 20 de enero de 2008

El sabor del pan: El pan de pueblo

Este pan tiene algo especial, algo entrañable, algo que hace que a todo el mundo le guste, su textura es buena, su color es único y su sabor ¡aaaaahhh! Su sabor, es realmente especial. Y es que da igual con lo que lo acompañes, ya sea Jabugo o lentejas, el pan siempre estará bueno. Pero ¿donde radica el secreto de este pan? Quizás sea ese panadero que con tanta devoción trabaja todas las noches para que al día siguiente tengamos pan recién hecho. Y es que ese panadero tiene algo especial, aparte del hecho de estar currando mientras el resto de gente(la mayoría) está durmiendo, que ya me imagino al pobre, los primeros días encantado por tener ese trabajo tan especial, cocinar pan en la tranquilidad de la noche, sin que nadie lo moleste, limpio, aseado, todo con mucha higiene, y poco a poco va pasando el tiempo y comienza a ver, o mejor, a no ver los hábitos de su mujer, observa sus nuevas amistades, porque claro al estar trabajando toda la noche tiene que usar el día para dormir, y el tiempo sigue pasando, ya no es tan pulcro, ya no le hace gracia estar trabajando mientras su señora está "sola" en casa y él ahí currando, ni tan limpio, y es precisamente ahí donde radica el secreto del pan, el panadero sudoroso y peludo se quita la camiseta, que ya está pegada por el sudor, se seca con la mano la frente pensando en jodido que está trabajando por la noche y comienza a amasar el pan, y comienzan a caer las gotas de sudor... y pelos. ¡Lo que se ahorran en sal! Y fibra.
-Manolo, está fuera la Bernarda y ya sabes que tiene la tensión alta.
-Dale las del fondo que son la primera hornada... "y llevaba camiseta".
Llegas a casa después de comprar el pan, satisfecho por haber comprado un pan tan bueno, incluso después de haber hecho muchos kilómetros en coche para comprarlo, te pones a comer y encuentras un pelo, pero claro es pan de pueblo y no se le hacen ascos, de hecho, esto demuestra que es pan del bueno, de fabricación casera y artesanal, y te sientes lleno de vida, de alegría por estar comiendo un pan de pueblo.

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